La desgracia ha llegado a la vida de María. Una amiga suya ha muerto en un terrible accidente de tráfico. Ha llorado tanto que apenas tiene fuerzas para alimentarse. Alguien le ha dicho que puede hablar con su amiga a través del tablero Ouija. Sólo tiene que invocarla. Desear que responda a sus preguntas. María se lo ha creído.
Ahora está sentada en la cama, con un tablero sobre las piernas. Tiene el dedo de la mano derecha sobre la superficie de una moneda. Está dispuesta a llamar a su amiga muerta. Quiere conversar con ella.
Las lágrimas cubren sus ojos. Nota su corazón acelerado por los nervios. Gira la cabeza y comprueba que la puerta de su habitación está cerrada. Comienza la experiencia.
—Marta, ¿Estás aquí?
María cree que hablar con los muertos es tan sencillo como pronunciar el nombre del espíritu y esperar a que la moneda escoja números y letras. Así de simple. ¡Maldita ignorancia!
Ante su sorpresa, la moneda se coloca sobre el “SI” Y María rompe a llorar emocionada. No puede creer que su amiga muerta se encuentre allí con ella, invisible, en su habitación. El contacto se ha producido.
—Siento mucho lo ocurrido—dice María entre sollozos.—¡Qué tragedia tan grande!
Quiere preguntarle tantas cosas, decirle cuánto la echa de menos que las preguntas se agolpan en su mente. Está convencida de que la moneda la mueve el espíritu de su amiga.
—¿Cómo te encuentras?
La moneda viaja a un lado y otro del tablero y escribe un mensaje: TE ESTOY VIENDO.
A María le recorre un estremecimiento pero se siente entusiasmada. Mira asombrada la tabla Ouija y se le ocurre que a través de ella también podría hablar con sus abuelos. No hace falta llamarlos. El espíritu de su amiga Marta lanza un nuevo mensaje: “ESTOY CON TUS ABUELOS. TE ENVIAN MUCHOS BESOS”
María se emociona aún más. Apenas se lo puede creer pero es su amiga quien se lo dice y ella jamás la mentiría. Tiene tantas dudas que no sabe por dónde empezar.
Antes de que pueda hablar, la moneda comienza a dar círculos alrededor de la Ouija a una velocidad vertiginosa. Se va deteniendo en varias letras para formar un nuevo mensaje: TU MADRE ESTA AQUÍ, CON NOSOTROS.
—¿Mi madre?.-María frunce el ceño. Eso no tiene sentido.—Pero si está abajo haciendo la comida.
La moneda recorre el tablero esta vez de forma lenta. El mensaje es claro y directo: ACABA DE MORIR. ESTÁ EN EL SUELO. SANGRA MUCHO.
María levanta las manos horrorizada y sale despavorida de la habitación. Llama a su madre a gritos, asustada. Tropieza en la escalera que conduce a la planta baja y su cuerpo cae estrepitosamente. Se parte el cuello y queda inmóvil en el suelo, con los ojos muy abiertos.
María no ve que su madre sale presurosa de la cocina tras escuchar el ruido.
María no escucha el alarido desgarrador y terrible que su madre pronuncia al ver el cuerpo muerto de su hija tirado en el suelo, como una muñeca de trapo.
María viaja al mundo de las tinieblas donde jamás se reunirá con sus abuelos.
María se adentra en la oscuridad, donde nunca encontrará a su amiga Marta.
Sin embargo, María no estará sola. Yacerá en un campo yermo rodeada de extrañas inteligencias que la atormentarán durante el resto de su existencia. Inteligencias perversas y hostiles que se han cobrado una nueva víctima a través del tablero Ouija.
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